Estos cinco epígrafes ha sido desarrollados conjuntamente con Rubén Puerta (http://eldinosaurioabstraido.weebly.com).
1. MÉTODOS ANALÓGICOS.
Son aquellos que emplean relaciones de semejanza entre diferentes objetos con el fin de encontrar soluciones creativas. Tratamos de encontrar similitudes entre dos elementos para razonar en base a las analogías que podamos hacer.
Analogía: explicar lo desconocido en términos de lo conocido. Existen muchos métodos basados en esta analogía. Para explorar o entender el funcionamiento de algo buscamos algo a lo que pueda parecerse. Funciona gracias a la memoria y a la asociación. Desde pequeños, cualquier ser humano es capaz de razonar por analogía. Así, lo vivido, la experiencia personal, es un factor a tener en cuenta a la hora de utilizar estos métodos analógicos.
A continuación presentamos cinco métodos analógicos.
Sinéctica:
Es un proceso muy complejo, que debe rendir con equipos muy entrenados. Esta técnica, aportada por William J.J. Gordon, etimológicamente significa «unión de elementos distintos y aparentemente irrelevantes» y consta de dos fases: familiarizarse con lo extraño y distanciarse de lo familiar. Se trata de cambiar el marco de referencia del problema, mediante analogías, para obtener soluciones creativas.
Pasos:
En primer lugar, hay que saber cuál es el problema planteado.
A continuación, el problema es analizado y/o explicado por un experto en el tema.
Por último, hay que clasificar las soluciones espontáneas:
Método funcional:
Trata de relacionar objetos en base a la función que interpretan (¿?). Podemos, al buscar un objeto que tenga una función determinada, basarnos en otro elemento cuya función sea parecida.
Relaciones forzadas:
Se basa en juntar, aleatoriamente, dos elementos (entre ellos, el que está en la base del problema) y ver qué características en común tienen. Por ejemplo, si queremos crear una nueva empresa, podemos compararla a un león. Buscamos entonces cuales son las características principales del león y las aplicamos a nuestra empresa. Si el león es agresivo, podemos buscar que nuestra empresa sea agresiva en la publicidad.
Deslices semánticos progresivos:
Los términos iniciales (relacionados con el problema planteado y organizados en columnas) deben generar campos semánticos, escaleras semánticas (de manera progresiva) para llegar a un punto lo más alejado posible del original. Más tarde, juntamos aleatoriamente determinados elementos de cada columna para crear frases.
Biónica:
Busca en la naturaleza los modelos que podemos utilizar en otros campos. Es necesaria la cooperación entre varias disciplinas (como podrían ser la biología o la química), por lo que se dice que es un método de creatividad necesariamente interdisciplinario. Implica tanto la capacidad de observación como la capacidad de abstracción.
Cuenta con tres fases:
Analogía: explicar lo desconocido en términos de lo conocido. Existen muchos métodos basados en esta analogía. Para explorar o entender el funcionamiento de algo buscamos algo a lo que pueda parecerse. Funciona gracias a la memoria y a la asociación. Desde pequeños, cualquier ser humano es capaz de razonar por analogía. Así, lo vivido, la experiencia personal, es un factor a tener en cuenta a la hora de utilizar estos métodos analógicos.
A continuación presentamos cinco métodos analógicos.
Sinéctica:
Es un proceso muy complejo, que debe rendir con equipos muy entrenados. Esta técnica, aportada por William J.J. Gordon, etimológicamente significa «unión de elementos distintos y aparentemente irrelevantes» y consta de dos fases: familiarizarse con lo extraño y distanciarse de lo familiar. Se trata de cambiar el marco de referencia del problema, mediante analogías, para obtener soluciones creativas.
Pasos:
En primer lugar, hay que saber cuál es el problema planteado.
A continuación, el problema es analizado y/o explicado por un experto en el tema.
Por último, hay que clasificar las soluciones espontáneas:
- Buscar analogías directas: ¿A qué se parece?
- Analogías personales: «Si yo fuera...» (ese objeto, la persona que lo utiliza...)
- Analogías simbólicas: un sustantivo que toma lo esencial de la analogía personal y añade un adjetivo que la contradice.
- Analogías directas desde analogías simbólicas.
- Analogía fantástica: plena libertad, sin límites.
- Examen: force-it.
- Soluciones detalladas.
Método funcional:
Trata de relacionar objetos en base a la función que interpretan (¿?). Podemos, al buscar un objeto que tenga una función determinada, basarnos en otro elemento cuya función sea parecida.
Relaciones forzadas:
Se basa en juntar, aleatoriamente, dos elementos (entre ellos, el que está en la base del problema) y ver qué características en común tienen. Por ejemplo, si queremos crear una nueva empresa, podemos compararla a un león. Buscamos entonces cuales son las características principales del león y las aplicamos a nuestra empresa. Si el león es agresivo, podemos buscar que nuestra empresa sea agresiva en la publicidad.
Deslices semánticos progresivos:
Los términos iniciales (relacionados con el problema planteado y organizados en columnas) deben generar campos semánticos, escaleras semánticas (de manera progresiva) para llegar a un punto lo más alejado posible del original. Más tarde, juntamos aleatoriamente determinados elementos de cada columna para crear frases.
Biónica:
Busca en la naturaleza los modelos que podemos utilizar en otros campos. Es necesaria la cooperación entre varias disciplinas (como podrían ser la biología o la química), por lo que se dice que es un método de creatividad necesariamente interdisciplinario. Implica tanto la capacidad de observación como la capacidad de abstracción.
Cuenta con tres fases:
- Estudio y descripción del modelo biológico
- Traducción a modelos lógicos/matemáticos
- Desarrollo de modelos sólidos que se ajusten a las características de los modelos biológicos investigados.
2. LOS BLOQUEOS CREATIVOS.
Para desarrollar este epígrafe se ha realizado un vídeo explicativo. También se incluye el texto a continuación para un análisis más pausado.
Los bloqueos mentales son el gran enemigo de la creatividad. Se instalan en nuestra mente y nos limitan, nos impiden sacar lo interno, puesto que desconfiamos de que nuestra idea pueda ser genuina. Existen distintos tipos de bloqueos, aunque sólo nos vamos a centrar en tres grandes
clases.
Bloqueos cognoscitivos
Son perceptivos, lo que supone la incapacidad para ver la realidad tal y como es. El sujeto no es capaz de ver el problema, le falta perspectiva. El cansancio, o algún problema del entorno que nos distrae, pueden ser la causa. Es necesario que nos alejemos de las teorías dominantes para poder ver más allá de la primera solución que nos viene a la cabeza, que suele ser la más evidente y por lo tanto, la menos original y creativa. De la misma manera, un espíritu excesivamente crítico podría llevarnos a bloquear nuestra capacidad creativa, por lo que en un primer momento hay que dejar fluir las soluciones y cuando tengamos un gran abanico de posibilidades, ir evaluándolas y seleccionar las verdaderamente válidas.
Bloqueos emocionales
Son todo lo que tiene que ver con nuestras propias emociones, con lo que sentimos internamente. El miedo a cometer errores o la necesidad de encontrar rápidamente soluciones pueden llevarnos a exigir demasiado de nosotros mismos y crear una barrera a las distintas soluciones creativas. Se asocian a la falta de confianza en la propia capacidad creativa debida a inseguridades internas, baja autoestima, desmotivación, derrotismo o negatividad. Encontramos una exagerada necesidad de certidumbre y el miedo al ridículo nos aleja de nuestro objetivo. Surgen, por ejemplo, debido al temor a los supervisores (como un jefe) o bien a la desconfianza en compañeros y subordinados por el miedo al ridículo.
Bloqueos socioculturales
Son lo que asociamos a la influencia que ejerce nuestra propia cultura en nosotros mismos. Las normas sociales preestablecidas crean un marco de conducta del que es difícil escapar, puesto que existe una idea dominante que todo el mundo acepta y sigue. Al negar esta idea dominante, el sujeto se ve a veces sometido a la crítica de los demás miembros de la sociedad. De la misma manera, existen roles estereotipados en función del sexo, la edad o nacionalidad que ejercen presión en nosotros y que pueden cerrarnos caminos hacia las soluciones creativas. Por ejemplo, en nuestra sociedad, los niños suelen recibir juguetes asociados a su rol sexual: los niños juegan con camiones y herramientas y las niñas, con muñecas y cocinitas.
En conclusión, podemos decir que los distintos tipos de bloqueos, cognoscitivos, emocionales y socioculturales, nos influyen mucho a la hora de encontrar distintas soluciones a nuestros problemas. El pensamiento lateral tiene mayor facilidad a la hora de superar estas barreras, y por ello se utilizan los distintos métodos para incentivar nuestra creatividad.
clases.
Bloqueos cognoscitivos
Son perceptivos, lo que supone la incapacidad para ver la realidad tal y como es. El sujeto no es capaz de ver el problema, le falta perspectiva. El cansancio, o algún problema del entorno que nos distrae, pueden ser la causa. Es necesario que nos alejemos de las teorías dominantes para poder ver más allá de la primera solución que nos viene a la cabeza, que suele ser la más evidente y por lo tanto, la menos original y creativa. De la misma manera, un espíritu excesivamente crítico podría llevarnos a bloquear nuestra capacidad creativa, por lo que en un primer momento hay que dejar fluir las soluciones y cuando tengamos un gran abanico de posibilidades, ir evaluándolas y seleccionar las verdaderamente válidas.
Bloqueos emocionales
Son todo lo que tiene que ver con nuestras propias emociones, con lo que sentimos internamente. El miedo a cometer errores o la necesidad de encontrar rápidamente soluciones pueden llevarnos a exigir demasiado de nosotros mismos y crear una barrera a las distintas soluciones creativas. Se asocian a la falta de confianza en la propia capacidad creativa debida a inseguridades internas, baja autoestima, desmotivación, derrotismo o negatividad. Encontramos una exagerada necesidad de certidumbre y el miedo al ridículo nos aleja de nuestro objetivo. Surgen, por ejemplo, debido al temor a los supervisores (como un jefe) o bien a la desconfianza en compañeros y subordinados por el miedo al ridículo.
Bloqueos socioculturales
Son lo que asociamos a la influencia que ejerce nuestra propia cultura en nosotros mismos. Las normas sociales preestablecidas crean un marco de conducta del que es difícil escapar, puesto que existe una idea dominante que todo el mundo acepta y sigue. Al negar esta idea dominante, el sujeto se ve a veces sometido a la crítica de los demás miembros de la sociedad. De la misma manera, existen roles estereotipados en función del sexo, la edad o nacionalidad que ejercen presión en nosotros y que pueden cerrarnos caminos hacia las soluciones creativas. Por ejemplo, en nuestra sociedad, los niños suelen recibir juguetes asociados a su rol sexual: los niños juegan con camiones y herramientas y las niñas, con muñecas y cocinitas.
En conclusión, podemos decir que los distintos tipos de bloqueos, cognoscitivos, emocionales y socioculturales, nos influyen mucho a la hora de encontrar distintas soluciones a nuestros problemas. El pensamiento lateral tiene mayor facilidad a la hora de superar estas barreras, y por ello se utilizan los distintos métodos para incentivar nuestra creatividad.
3. MOTIVACIÓN INTRÍNSECA, MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA.
La motivación es aquello que nos lleva a los seres humanos a caminar en una dirección u otra, lo que condiciona las decisiones que tomamos diariamente. Existen dos tipos de motivaciones en el sujeto humano, las intrínsecas y las extrínsecas, aunque en ocasiones ambas se mezclen.
La motivación intrínseca es aquélla que encontramos dentro de la misma persona, es fruto de ella misma y de tipo voluntario, sin embargo, la extrínseca se constituye mediante factores externos al sujeto. Por ejemplo, una motivación intrínseca es un hobby, una afición propia que se realiza por el mero hecho de satisfacerse a uno mismo. Una extrínseca, en cambio, sería la recompensa salarial que se nos ofrece al realizar un trabajo.
Actualmente la motivación extrínseca es, mayormente, la que hace actuar al sujeto. El sujeto actual no tiene una capacidad económica independiente para realizar actividades que dependan tan sólo de la motivación intrínseca. Ya no refiriéndonos tan sólo a los hobbies personales, como pueden ser viajar o quizá irse de copas, si no, a aquellas metas de vida que toda persona plantea con el fin de una “realización” particular. Quizá el que trabaja de fontanero o limpiando casas -dignos trabajos, como cualquier otro- se dedique a ello puesto que no encuentra ninguna otra opción que socorra su bolsillo y alimente a su familia. Asimismo, el sujeto no puede dejar de trabajar para dedicar su vida a la contemplación y el hedonismo, puesto que no tendría dinero para ello. Por tanto, éste trabaja motivado de manera extrínseca con la esperanza de que las recompensas de este tipo que reciba le permitan realizar actividades motivadas intrínsecamente, no condicionadas por factores externos. Podemos pensar entonces, que el trabajo se realiza debido a una motivación extrínseca, pero pudiera haber en ello también algo de intrínseco. Si el sujeto realiza un trabajo que le es agradable y parte de su propio deseo, aunque éste haya sido condicionado externamente, podemos considerar que efectivamente es motivado de manera intrínseca.
Asimismo, los hobbies realizados supuestamente por una motivación de tipo intrínseca se ven condicionados de manera extrínseca, es decir, el individuo por sí mismo y sin contacto con el exterior no iría, por ejemplo, a esquiar o a tomar una cerveza. Estas actividades nos han sido impuestas de manera indirecta por el sistema político – económico que gobierna la sociedad. Por tanto, podemos afirmar que la gran mayoría de las decisiones que tomamos se ven condicionadas extrínsecamente sin remedio alguno. Sin embargo, analizando a fondo esta motivación intrínseca, llegamos a la conclusión de que existen algunas acciones que se salvan de esta “contaminación” externa: aquellas innatas e inherentes al ser humano, como la alimentación o el sexo.
Esquema teórico básico: (1)
Un sujeto realiza una acción. Esta acción puede estar motivada de manera intrínseca o extrínseca. Si la motivación es intrínseca, entonces es de tipo interior y responde a un deseo propio del sujeto sin interferencias del exterior. Si la motivación es extrínseca, entonces no proviene del propio sujeto, sino de algo externo. La recompensa al realizar una acción motivada de manera intrínseca es el propio placer del sujeto. La recompensa al realizar una acción motivada de manera extrínseca es, por ejemplo, el dinero o la aprobación externas.
La motivación intrínseca es aquélla que encontramos dentro de la misma persona, es fruto de ella misma y de tipo voluntario, sin embargo, la extrínseca se constituye mediante factores externos al sujeto. Por ejemplo, una motivación intrínseca es un hobby, una afición propia que se realiza por el mero hecho de satisfacerse a uno mismo. Una extrínseca, en cambio, sería la recompensa salarial que se nos ofrece al realizar un trabajo.
Actualmente la motivación extrínseca es, mayormente, la que hace actuar al sujeto. El sujeto actual no tiene una capacidad económica independiente para realizar actividades que dependan tan sólo de la motivación intrínseca. Ya no refiriéndonos tan sólo a los hobbies personales, como pueden ser viajar o quizá irse de copas, si no, a aquellas metas de vida que toda persona plantea con el fin de una “realización” particular. Quizá el que trabaja de fontanero o limpiando casas -dignos trabajos, como cualquier otro- se dedique a ello puesto que no encuentra ninguna otra opción que socorra su bolsillo y alimente a su familia. Asimismo, el sujeto no puede dejar de trabajar para dedicar su vida a la contemplación y el hedonismo, puesto que no tendría dinero para ello. Por tanto, éste trabaja motivado de manera extrínseca con la esperanza de que las recompensas de este tipo que reciba le permitan realizar actividades motivadas intrínsecamente, no condicionadas por factores externos. Podemos pensar entonces, que el trabajo se realiza debido a una motivación extrínseca, pero pudiera haber en ello también algo de intrínseco. Si el sujeto realiza un trabajo que le es agradable y parte de su propio deseo, aunque éste haya sido condicionado externamente, podemos considerar que efectivamente es motivado de manera intrínseca.
Asimismo, los hobbies realizados supuestamente por una motivación de tipo intrínseca se ven condicionados de manera extrínseca, es decir, el individuo por sí mismo y sin contacto con el exterior no iría, por ejemplo, a esquiar o a tomar una cerveza. Estas actividades nos han sido impuestas de manera indirecta por el sistema político – económico que gobierna la sociedad. Por tanto, podemos afirmar que la gran mayoría de las decisiones que tomamos se ven condicionadas extrínsecamente sin remedio alguno. Sin embargo, analizando a fondo esta motivación intrínseca, llegamos a la conclusión de que existen algunas acciones que se salvan de esta “contaminación” externa: aquellas innatas e inherentes al ser humano, como la alimentación o el sexo.
Esquema teórico básico: (1)
Un sujeto realiza una acción. Esta acción puede estar motivada de manera intrínseca o extrínseca. Si la motivación es intrínseca, entonces es de tipo interior y responde a un deseo propio del sujeto sin interferencias del exterior. Si la motivación es extrínseca, entonces no proviene del propio sujeto, sino de algo externo. La recompensa al realizar una acción motivada de manera intrínseca es el propio placer del sujeto. La recompensa al realizar una acción motivada de manera extrínseca es, por ejemplo, el dinero o la aprobación externas.
Bibliografía:
- Bauman, Zygmunt. (1999). The self in a consumer society. The Hedgehog Review. Vol. 1, Nº 1.
- Bauman, Zygmunt. (2009). ¿Qué hay de malo en la felicidad?. Claves de razón práctica. Nº189, págs. 8-18. ISSN 1130-3689.
(1)
4. LA POTENCIA DE LA CREATIVIDAD EN GRUPO.
“El dilema individuo-sociedad es una polémica recurrente de la historia de la humanidad” (Francisco Xavier Méndez, 2000).
Con esta cita iniciamos la redacción de nuestro último epígrafe, donde tratamos el tema de la creatividad en grupo. Cierto es lo que dice el dicho popular: ven más cuatro ojos que dos; pero ¿ocurre lo mismo en la creatividad? ¿Es siempre positivo el trabajo en grupo?
Desde el instituto (por no decir desde la educación primaria) nos preparan para trabajar en grupo, puesto que en el día de mañana, lo más probable es que tengamos que trabajar codo con codo junto a otras personas que no tenemos por qué conocer. Es bien sabido, además, que la capacidad para trabajar en grupo es muy positiva a la hora de superar una entrevista de trabajo.
En creatividad es también importante la capacidad de trabajar en grupo. De hecho, existen multitud de métodos creativos que no podrían desarrollarse si no es en grupo, como por ejemplo, el brainstorming.
¿Qué consideramos un grupo?
Existen numerosas definiciones de lo que un grupo social es. Por ejemplo, para Schäfers (1984) un grupo social
“consiste en un determinado número de miembros, quienes para alcanzar un objetivo común (objetivo de grupo) se inscriben
durante un tiempo prolongado en un proceso relativamente continuo de comunicación e integración y desarrollan un sentimiento de
solidaridad (sentimiento del nosotros). Para alcanzar el objetivo de grupo y la estabilización de la identidad grupal, son necesarios un
sistema de normas comunes y una distribución de tareas según una diferenciación de roles específica en cada grupo”.
Aunque existen muchas definiciones más, esta nos sirve perfectamente para establecer lo que se necesita para crear un grupo. Así, Patricio Fuentes, Amalia Ayala, José I. Galán y Pilar Martínez (2002) establecen las condiciones necesarias para la formación de un grupo:
¿Cuáles son las ventajas de trabajar en grupo?
Al ejercitar el trabajo en grupo, los componentes del grupo aprenden “modos más efectivos para trabajar juntos, desarrollo de la confianza mutua, conocer nuevas experiencias y mejorar su comunicación” (Patricio Fuentes et al., 2000).
Aprenden modos más efectivos para trabajar juntos, pues si los miembros del grupo hacen algo que resulta improductivo, gracias al método de ensayo y error, la próxima vez lo harán de otra manera que resulte más productiva. De la misma manera, la confianza mutua es muy importante a la hora de realizar un trabajo en grupo, pues si esa confianza resulta inexistente en el seno del grupo, no habrá cierta comunicación entre los miembros, lo que puede perjudicar seriamente al resultado final y por lo tanto, todos los componentes del grupo resultarían perjudicados. Por ello, la comunicación es esencial para que un trabajo en grupo resulte efectivo. Así, cuantos más trabajos se hacen, más experiencia se tiene y la comunicación con los demás miembros resulta más fácil. Al final, el grupo comparte nuevas experiencias a la hora de realizar el trabajo, que de haberlo hecho cada uno por su cuenta podría haber sido más penoso y aburrido.
¿Para qué usar grupos en la creatividad?
La creatividad es una cualidad intrínseca y muy personal de cada persona; hay gente que utiliza más el pensamiento divergente (el creativo) y otros que se rigen más por el pensamiento convergente (el organizado y lógico).
Podemos definir la creatividad como la capacidad de encontrar numerosas soluciones originales a un problema determinado. Puesto que cada persona piensa de manera diferente, no podemos decir que crear un grupo de personas para encontrar la solución a un problema sea una desventaja. Al contrario, cada uno va a dejarse llevar por sus pensamientos, que terminarán poniendo en común para valorarlos. Los miembros del grupo se animan entre ellos y si el grupo funciona correctamente, encontrarán distintas soluciones creativas a los problemas. Como dice el dicho, “lo que uno no piensa, al otro se le ocurre”.
A continuación mostramos distintas noticias que demuestran que el trabajo en grupo suele ayudar a fomentar la creatividad (tanto artística como científica).
Pero, ¿es siempre positivo el trabajo en grupo?
La respuesta a esta pregunta es no. Podemos leer en la prensa numerosas noticias que demuestran que el trabajo creativo en grupo es eficiente. Por ejemplo, hace unos días, un grupo de astrónomos estadounidense encontró varios planetas en otras galaxias que se asemejan a la Tierra. El link: http://elpais.com/elpais/2015/01/06/ciencia/1420571365_719432.html
Por otro lado, el trabajo en grupo puede ser perjudicial, puesto que si unas mentes perversas se unen para causar daños, utilizarán la creatividad de manera negativa. Podemos tomar como ejemplo los terroristas que amenazan Francia desde hace unos días. El link:http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/10/actualidad/1420882372_298511.html
En resumen, trabajar en grupo es una manera de fomentar y activar la creatividad, puesto que los diferentes individuos que componen el grupo se animan los unos a los otros, se motivan y se dan ideas, siempre y cuando el grupo funcione de manera correcta. Sin embargo, un mal uso de la creatividad puede ser muy perjudicial, pues puede dañar a otras personas. Todo depende del uso que se le vaya a dar a la creatividad y a la mente de las personas.
Bibliografía:
Con esta cita iniciamos la redacción de nuestro último epígrafe, donde tratamos el tema de la creatividad en grupo. Cierto es lo que dice el dicho popular: ven más cuatro ojos que dos; pero ¿ocurre lo mismo en la creatividad? ¿Es siempre positivo el trabajo en grupo?
Desde el instituto (por no decir desde la educación primaria) nos preparan para trabajar en grupo, puesto que en el día de mañana, lo más probable es que tengamos que trabajar codo con codo junto a otras personas que no tenemos por qué conocer. Es bien sabido, además, que la capacidad para trabajar en grupo es muy positiva a la hora de superar una entrevista de trabajo.
En creatividad es también importante la capacidad de trabajar en grupo. De hecho, existen multitud de métodos creativos que no podrían desarrollarse si no es en grupo, como por ejemplo, el brainstorming.
¿Qué consideramos un grupo?
Existen numerosas definiciones de lo que un grupo social es. Por ejemplo, para Schäfers (1984) un grupo social
“consiste en un determinado número de miembros, quienes para alcanzar un objetivo común (objetivo de grupo) se inscriben
durante un tiempo prolongado en un proceso relativamente continuo de comunicación e integración y desarrollan un sentimiento de
solidaridad (sentimiento del nosotros). Para alcanzar el objetivo de grupo y la estabilización de la identidad grupal, son necesarios un
sistema de normas comunes y una distribución de tareas según una diferenciación de roles específica en cada grupo”.
Aunque existen muchas definiciones más, esta nos sirve perfectamente para establecer lo que se necesita para crear un grupo. Así, Patricio Fuentes, Amalia Ayala, José I. Galán y Pilar Martínez (2002) establecen las condiciones necesarias para la formación de un grupo:
- “Que se perciban los distintos componentes como unidad”
- “Que se establezcan relaciones e interdependencias”
- “Que se perciban metas y objetivos comunes”
- “Que se produzca una organización interna con una estructura y una dinámica propia en lo relativo a: establecimiento de roles, consolidación del líder, establecimiento de normas, actitudes y valores”.
¿Cuáles son las ventajas de trabajar en grupo?
Al ejercitar el trabajo en grupo, los componentes del grupo aprenden “modos más efectivos para trabajar juntos, desarrollo de la confianza mutua, conocer nuevas experiencias y mejorar su comunicación” (Patricio Fuentes et al., 2000).
Aprenden modos más efectivos para trabajar juntos, pues si los miembros del grupo hacen algo que resulta improductivo, gracias al método de ensayo y error, la próxima vez lo harán de otra manera que resulte más productiva. De la misma manera, la confianza mutua es muy importante a la hora de realizar un trabajo en grupo, pues si esa confianza resulta inexistente en el seno del grupo, no habrá cierta comunicación entre los miembros, lo que puede perjudicar seriamente al resultado final y por lo tanto, todos los componentes del grupo resultarían perjudicados. Por ello, la comunicación es esencial para que un trabajo en grupo resulte efectivo. Así, cuantos más trabajos se hacen, más experiencia se tiene y la comunicación con los demás miembros resulta más fácil. Al final, el grupo comparte nuevas experiencias a la hora de realizar el trabajo, que de haberlo hecho cada uno por su cuenta podría haber sido más penoso y aburrido.
¿Para qué usar grupos en la creatividad?
La creatividad es una cualidad intrínseca y muy personal de cada persona; hay gente que utiliza más el pensamiento divergente (el creativo) y otros que se rigen más por el pensamiento convergente (el organizado y lógico).
Podemos definir la creatividad como la capacidad de encontrar numerosas soluciones originales a un problema determinado. Puesto que cada persona piensa de manera diferente, no podemos decir que crear un grupo de personas para encontrar la solución a un problema sea una desventaja. Al contrario, cada uno va a dejarse llevar por sus pensamientos, que terminarán poniendo en común para valorarlos. Los miembros del grupo se animan entre ellos y si el grupo funciona correctamente, encontrarán distintas soluciones creativas a los problemas. Como dice el dicho, “lo que uno no piensa, al otro se le ocurre”.
A continuación mostramos distintas noticias que demuestran que el trabajo en grupo suele ayudar a fomentar la creatividad (tanto artística como científica).
Pero, ¿es siempre positivo el trabajo en grupo?
La respuesta a esta pregunta es no. Podemos leer en la prensa numerosas noticias que demuestran que el trabajo creativo en grupo es eficiente. Por ejemplo, hace unos días, un grupo de astrónomos estadounidense encontró varios planetas en otras galaxias que se asemejan a la Tierra. El link: http://elpais.com/elpais/2015/01/06/ciencia/1420571365_719432.html
Por otro lado, el trabajo en grupo puede ser perjudicial, puesto que si unas mentes perversas se unen para causar daños, utilizarán la creatividad de manera negativa. Podemos tomar como ejemplo los terroristas que amenazan Francia desde hace unos días. El link:http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/10/actualidad/1420882372_298511.html
En resumen, trabajar en grupo es una manera de fomentar y activar la creatividad, puesto que los diferentes individuos que componen el grupo se animan los unos a los otros, se motivan y se dan ideas, siempre y cuando el grupo funcione de manera correcta. Sin embargo, un mal uso de la creatividad puede ser muy perjudicial, pues puede dañar a otras personas. Todo depende del uso que se le vaya a dar a la creatividad y a la mente de las personas.
Bibliografía:
- Fuentes, P., Ayala, A., Galán, J.I. y Martínez, P. (2002). Técnicas de trabajo en grupo: una alternativa en educación. Madrid, España: Pirámide.
5. PENSAMIENTO DIVERGENTE VS. PENSAMIENTO LÓGICO.
La primera ley de Bono dice que nuestro pensamiento nunca hace el mejor uso de las informaciones existentes, puesto que la información la recibimos progresivamente y no está disponible de una sola vez. La segunda ley de Bono dice que una comprobación no es más que falta de fantasía al idear una demostración de alternativas.
Al buscar la solución a un problema determinado, cada persona va a seguir un camino distinto. Algunas mentes echarán a andar por los caminos más obvios y fáciles, mientras que otras, bien distintas, buscarán los senderos más difíciles e inhabituales. Esto se debe a que existen dos grandes tipos de pensamiento: el pensamiento lateral y el pensamiento vertical.
El pensamiento vertical, también llamado pensamiento convergente, es aquel pensamiento lógico, que lleva de una cosa a otra de manera natural. Sus principales características son el análisis exhaustivo del problema, de la situación, así como el razonamiento. Mucha gente piensa que este es el tipo de pensamiento correcto para solucionar los problemas, ya que ofrece las soluciones lógicas y viables, pero eso no es así. Existe también, en contraposición al pensamiento vertical, el pensamiento lateral, anteriormente mencionado. También llamado pensamiento divergente, es una forma distinta de ver las cosas, y nos ofrece soluciones menos evidentes a los problemas, pues explora caminos que el pensamiento vertical deja de lado.
El pensamiento vertical se llama también pensamiento convergente puesto que busca una solución determinada ante todas las posibilidades existentes. Es decir, del gran abanico de soluciones, va cerrando y negando algunos caminos para llegar finalmente a la solución definitiva, que este tipo de pensamiento calificaría como la correcta. Al contrario, el pensamiento lateral se denomina también pensamiento divergente puesto que desde el problema inicial busca distintas soluciones, explora distintos caminos y obtiene varios resultados, todos válidos, aunque no sean el que sería calificado de correcto por el pensamiento vertical.
Como es lógico, toda persona utiliza ambos tipos de pensamiento, pues ambos conviven en nuestra mente de manera armónica. Lo que ocurre es que determinadas personas, los que podríamos llamar personas más creativas, se dejan llevar más por el pensamiento lateral, lo tienen más desarrollado. Esto tiene que ver, además, con nuestra fisiología. De hecho, numerosos estudios han determinado que, de la misma manera en que nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios simétricos, el pensamiento también lo está. El hemisferio izquierdo del cerebro alberga el pensamiento vertical, al orden y a la lógica, es racional y preciso, mientras que el hemisferio derecho alberga el pensamiento lateral, las emociones y a la creatividad, es impulsivo e intuitivo.
Edward De Bono (1970), en su libro El pensamiento lateral, determina las diferencias existentes ente ambos tipos de pensamiento. Vamos a estudiarlas a continuación.
En primer lugar, podríamos decir que el pensamiento vertical es selectivo, mientras que el pensamiento lateral es creador. En efecto, mientras que el pensamiento vertical busca una solución determinada a un problema determinado desde un enfoque determinado, el pensamiento lateral se puede expandir un poco más y buscar distintas soluciones, mirar el problema desde distintos enfoques para así encontrar soluciones que respondan a todos esos enfoques. En resumen, ante un problema, el pensamiento convergente se limita a buscar soluciones desde un punto de vista, pero el pensamiento divergente busca soluciones desde múltiples puntos de vista.
En segundo lugar, podemos decir que «el pensamiento vertical se mueve sólo si hay una dirección en que moverse» (De Bono, 1970, p. 47). Esto quiere decir que el pensamiento vertical se mueve hacia algo definido, busca una solución específica. Al contrario, «el pensamiento lateral se mueve para crear una dirección» (De Bono, 1970, p. 47). Al pensamiento lateral no le importa que no haya una dirección específica que seguir, sino que más bien se mueve para buscar un planteamiento diferente del problema. Así, se toma un determinado distanciamiento con el problema del que se busca la solución para, de esta manera, encontrar las soluciones adecuadas.
En cuanto a esta dirección a la que cada pensamiento va orientado, cabe decir también que, mientras que el pensamiento vertical sigue un orden lógico de ideas, el pensamiento lateral puede ir efectuando saltos entre las diferentes ideas para llegar a una solución diferente. Es decir, el pensamiento vertical sigue un orden determinado, de A a B, de B a C, de C a D, puesto que es lo más lógico y lo más ordenado. Al contrario, el pensamiento lateral puede saltar de la A a la C directamente, sin pasar por la B, puesto que esta solución puede ser perfectamente correcta y pertinente. A veces, el camino más recto no es el mejor para encontrar una solución a un problema. Además, el pensamiento vertical determina que cada paso debe ser el correcto, no admite errores, ni bifurcaciones en el camino tomado. En contraposición, el pensamiento lateral, al explorar todos los caminos posibles que van apareciendo a su paso, es inevitable que se encuentre con algún fallo. Todo esto es debido a que el pensamiento convergente excluye todo aquello que no tiene relación con el problema planteado, con el tema. Así, al ser un pensamiento selectivo, rechaza los caminos y las bifurcaciones que parecen no estar relacionadas. Al contrario, el pensamiento divergente explora todo, absolutamente todo, aunque en un principio parezca no estar relacionado con la solución que se busca, puesto que realiza saltos. Todo esto lleva, pues, a que el pensamiento vertical explore los caminos más evidentes, se mueva por estos caminos más simples y fáciles, los primeros que nos vienen a la cabeza, mientras que el pensamiento lateral explora los caminos menos evidentes, los más extraños e inhabituales; por ello, este tipo de pensamiento es el que describe la creatividad.
Por último, podemos resumir que el pensamiento vertical es un proceso finito. Al explorar los caminos más evidentes y basarse en el análisis de las opciones, habrá un momento en el que no pueda haber más soluciones que explorar por esos caminos, llegando a una única solución al problema. Así, el pensamiento lateral, al no dejar de lado ninguna opción y al efectuar saltos entre las ideas, se convierte en un proceso probabilístico, puesto que el número de ideas está determinado por el número de caminos y recorridos que se siguen.
Podemos ver las diferencias que hemos comentado, de manera sencilla, en la siguiente tabla:
Al buscar la solución a un problema determinado, cada persona va a seguir un camino distinto. Algunas mentes echarán a andar por los caminos más obvios y fáciles, mientras que otras, bien distintas, buscarán los senderos más difíciles e inhabituales. Esto se debe a que existen dos grandes tipos de pensamiento: el pensamiento lateral y el pensamiento vertical.
El pensamiento vertical, también llamado pensamiento convergente, es aquel pensamiento lógico, que lleva de una cosa a otra de manera natural. Sus principales características son el análisis exhaustivo del problema, de la situación, así como el razonamiento. Mucha gente piensa que este es el tipo de pensamiento correcto para solucionar los problemas, ya que ofrece las soluciones lógicas y viables, pero eso no es así. Existe también, en contraposición al pensamiento vertical, el pensamiento lateral, anteriormente mencionado. También llamado pensamiento divergente, es una forma distinta de ver las cosas, y nos ofrece soluciones menos evidentes a los problemas, pues explora caminos que el pensamiento vertical deja de lado.
El pensamiento vertical se llama también pensamiento convergente puesto que busca una solución determinada ante todas las posibilidades existentes. Es decir, del gran abanico de soluciones, va cerrando y negando algunos caminos para llegar finalmente a la solución definitiva, que este tipo de pensamiento calificaría como la correcta. Al contrario, el pensamiento lateral se denomina también pensamiento divergente puesto que desde el problema inicial busca distintas soluciones, explora distintos caminos y obtiene varios resultados, todos válidos, aunque no sean el que sería calificado de correcto por el pensamiento vertical.
Como es lógico, toda persona utiliza ambos tipos de pensamiento, pues ambos conviven en nuestra mente de manera armónica. Lo que ocurre es que determinadas personas, los que podríamos llamar personas más creativas, se dejan llevar más por el pensamiento lateral, lo tienen más desarrollado. Esto tiene que ver, además, con nuestra fisiología. De hecho, numerosos estudios han determinado que, de la misma manera en que nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios simétricos, el pensamiento también lo está. El hemisferio izquierdo del cerebro alberga el pensamiento vertical, al orden y a la lógica, es racional y preciso, mientras que el hemisferio derecho alberga el pensamiento lateral, las emociones y a la creatividad, es impulsivo e intuitivo.
Edward De Bono (1970), en su libro El pensamiento lateral, determina las diferencias existentes ente ambos tipos de pensamiento. Vamos a estudiarlas a continuación.
En primer lugar, podríamos decir que el pensamiento vertical es selectivo, mientras que el pensamiento lateral es creador. En efecto, mientras que el pensamiento vertical busca una solución determinada a un problema determinado desde un enfoque determinado, el pensamiento lateral se puede expandir un poco más y buscar distintas soluciones, mirar el problema desde distintos enfoques para así encontrar soluciones que respondan a todos esos enfoques. En resumen, ante un problema, el pensamiento convergente se limita a buscar soluciones desde un punto de vista, pero el pensamiento divergente busca soluciones desde múltiples puntos de vista.
En segundo lugar, podemos decir que «el pensamiento vertical se mueve sólo si hay una dirección en que moverse» (De Bono, 1970, p. 47). Esto quiere decir que el pensamiento vertical se mueve hacia algo definido, busca una solución específica. Al contrario, «el pensamiento lateral se mueve para crear una dirección» (De Bono, 1970, p. 47). Al pensamiento lateral no le importa que no haya una dirección específica que seguir, sino que más bien se mueve para buscar un planteamiento diferente del problema. Así, se toma un determinado distanciamiento con el problema del que se busca la solución para, de esta manera, encontrar las soluciones adecuadas.
En cuanto a esta dirección a la que cada pensamiento va orientado, cabe decir también que, mientras que el pensamiento vertical sigue un orden lógico de ideas, el pensamiento lateral puede ir efectuando saltos entre las diferentes ideas para llegar a una solución diferente. Es decir, el pensamiento vertical sigue un orden determinado, de A a B, de B a C, de C a D, puesto que es lo más lógico y lo más ordenado. Al contrario, el pensamiento lateral puede saltar de la A a la C directamente, sin pasar por la B, puesto que esta solución puede ser perfectamente correcta y pertinente. A veces, el camino más recto no es el mejor para encontrar una solución a un problema. Además, el pensamiento vertical determina que cada paso debe ser el correcto, no admite errores, ni bifurcaciones en el camino tomado. En contraposición, el pensamiento lateral, al explorar todos los caminos posibles que van apareciendo a su paso, es inevitable que se encuentre con algún fallo. Todo esto es debido a que el pensamiento convergente excluye todo aquello que no tiene relación con el problema planteado, con el tema. Así, al ser un pensamiento selectivo, rechaza los caminos y las bifurcaciones que parecen no estar relacionadas. Al contrario, el pensamiento divergente explora todo, absolutamente todo, aunque en un principio parezca no estar relacionado con la solución que se busca, puesto que realiza saltos. Todo esto lleva, pues, a que el pensamiento vertical explore los caminos más evidentes, se mueva por estos caminos más simples y fáciles, los primeros que nos vienen a la cabeza, mientras que el pensamiento lateral explora los caminos menos evidentes, los más extraños e inhabituales; por ello, este tipo de pensamiento es el que describe la creatividad.
Por último, podemos resumir que el pensamiento vertical es un proceso finito. Al explorar los caminos más evidentes y basarse en el análisis de las opciones, habrá un momento en el que no pueda haber más soluciones que explorar por esos caminos, llegando a una única solución al problema. Así, el pensamiento lateral, al no dejar de lado ninguna opción y al efectuar saltos entre las ideas, se convierte en un proceso probabilístico, puesto que el número de ideas está determinado por el número de caminos y recorridos que se siguen.
Podemos ver las diferencias que hemos comentado, de manera sencilla, en la siguiente tabla:
En cuanto a los objetivos a los que responde el pensamiento lateral, son bien sencillos de entender. En general, se basan en las características que debe tener cualquier proceso creativo, y estas son:
Es el desarrollo de alternativas. Se dice que al haber formulaciones alternativas, hay también soluciones alternativas.
Hay que dudar también de las hipótesis. Es decir, buscar en el enunciado todo lo que pueden ser apriorismos y prescindir de ellos. Puesto que el pensamiento lateral busca los caminos menos evidentes, como ya hemos mencionado anteriormente, debemos evitar todo aquello que resulte obvio desde el principio, para así conseguir soluciones menos evidentes.
Así, para obtener estas soluciones menos evidentes que tanto anhelamos, podemos descomponer el problema en distintas partes y analizar cada parte. O podemos también hacer una inversión y buscar lo contrario de lo que se nos pide, pues eso nos llevará por otros caminos que el pensamiento vertical jamás exploraría. Asimismo, se puede hacer uso de la analogía, buscando casos parecidos y comparando nuestro problema con ellos.
Es muy importante saber cuál va a ser nuestro punto de partida, puesto que éste determina en qué aspectos vamos a fijar nuestra atención y por lo tanto, por dónde vamos a encarrilar nuestra investigación. Al cambiar el punto de partida, es muy posible que cambie sustancialmente nuestra percepción del problema y llevarnos por otros caminos inexplorados anteriormente.
Bibliografía:
- Deshacer esquemas: romper con lo establecido para encontrar otro punto de vista desde el que abordar el problema.
- Impedir valoraciones: las valoraciones son siempre una forma de bloqueo, puesto que si a cada idea que se tiene se le da un contraargumento, se acaba por no seguir dando ideas por miedo a las críticas.
- Deshacer bloqueos: podemos determinar que el pensamiento puede resultar obstruñido debido a la falta de información, a que lo obvio nubla la visión de una opción mejor (puesto que ya tenemos una solución, ¿para qué vamos a buscar otra diferente?), o a que hay un bloqueo. El pensamiento lateral intenta, justamente, romper con estos bloqueos para encontrar las soluciones acertadas a cada problema.
- Desarrollar nuevas ideas: ya hemos visto que el objetivo principal del pensamiento lateral es encontrar soluciones creativas a problemas determinados.
Es el desarrollo de alternativas. Se dice que al haber formulaciones alternativas, hay también soluciones alternativas.
Hay que dudar también de las hipótesis. Es decir, buscar en el enunciado todo lo que pueden ser apriorismos y prescindir de ellos. Puesto que el pensamiento lateral busca los caminos menos evidentes, como ya hemos mencionado anteriormente, debemos evitar todo aquello que resulte obvio desde el principio, para así conseguir soluciones menos evidentes.
Así, para obtener estas soluciones menos evidentes que tanto anhelamos, podemos descomponer el problema en distintas partes y analizar cada parte. O podemos también hacer una inversión y buscar lo contrario de lo que se nos pide, pues eso nos llevará por otros caminos que el pensamiento vertical jamás exploraría. Asimismo, se puede hacer uso de la analogía, buscando casos parecidos y comparando nuestro problema con ellos.
Es muy importante saber cuál va a ser nuestro punto de partida, puesto que éste determina en qué aspectos vamos a fijar nuestra atención y por lo tanto, por dónde vamos a encarrilar nuestra investigación. Al cambiar el punto de partida, es muy posible que cambie sustancialmente nuestra percepción del problema y llevarnos por otros caminos inexplorados anteriormente.
Bibliografía:
- De Bono, E. (2000). El pensamiento lateral. Manual de creatividad. Santiago del Estero, Argentina: Paidós.